En el artículo anterior, hablábamos de los distintos tipos de calderas de gas que existían, sus diferencias y características. En este artículo, hablaremos de las calderas eléctricas, una opción renovable que cada vez mas gente se decanta por ella.
Las calderas eléctricas son una alternativa para las calderas de combustión como las de gas o gasoil. A continuación te contamos como funcionan, los tipos que existen y sus ventajas.
Funcionamiento de las Calderas Eléctricas
Este tipo de calderas son una buena opción para hogares sin acceso a gas natural. También es una buena opción si quieres reducir el número de facturas energéticas.
Igual que las calderas convencionales, las calderas eléctricas proporcionan calefacción y agua caliente sanitaria.
La única diferencia es que no utiliza la combustión para ello, sino una serie de resistencias eléctricas.
Hay diversos tipos de calderas eléctricas, te contamos sus diferencias a continuación.
Tipos de calderas eléctricas
El tipo de caldera eléctrica a instalar en nuestro hogar dependerá del uso que se le vaya a dar, el sistema de calefacción instalado, potencia máxima contratada y del presupuesto disponible.
De todos modos, lo ideal es dejarse asesorar por un instalador experto como los de Lampistería Barcelona M3 para ayudarle a elegir el tipo ideal de caldera para su vivienda.
Caldera eléctrica de tipo monofásico
Este tipo de caldera solo dispone de una tensión alterna, es el sistema más común para viviendas ya que, es inusual encontrarse instalaciones eléctricas en hogares que no sean monofásicas.
El voltaje de estas calderas está entre los 220 – 230 voltios haciéndola ideal para domicilios.
Caldera eléctrica de tipo trifásico
En este tipo, necesitamos una instalación eléctrica con 3 fases de corriente alterna.
La potencia máxima ronda los 400 voltios y suelen ser calderas adecuadas para empresas, naves, industrias…
También es posible encontrarlas en grandes viviendas con mas de 150 metros cuadrados.
Ventajas
La principal característica de una caldera eléctrica es que no tiene una combustión interna y eso conlleva una serie de beneficios:
- No expulsa humos a la atmosfera, no contamina.
- No es necesario ninguna salida de humos.
- La caldera se puede instalar en cualquier parte, a diferencia que las de combustión, donde la obligación de instalar una salida de humos limita en gran medida las posibles ubicaciones.